Angelo Lopez
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En La Sala con Jesús Miércoles 11 Septiembre 2019 Radio Luz de Cristo

Lucas 6,20-26; Bienventuranzas y Malaventuranzas
Este miércoles 911este servidor y el Padre Pedro Brassesco nos lee {o leemos} las bienaventuranzas de San Lucas. Por www.radioluzdecristo.org de 10AM a 12PM hora del Este de USA. El Evangelista las contrapone a la suerte que corren los que prefieren seguir el camino amplio del "espíritu del mundo".
Las bienaventuranzas y las "malaventuranzas" se comprenden mejor en contraste unas con las otras. No se trata sólo de condiciones sociales o de suertes humanas diferentes. Se trata de las consecuencias de seguir o no a Jesús, de vivir para los demás o para sí mismo. Acordemones de nuestros hermanos y hermanas de la desvastación por el paso del huracan en la Bahamas y por la tragedia del 911 en N.Y.
Colosenses 3,1-11: Hemos muerto con Cristo. Hemos resucitado con Él. Busquemos los bienes de allá arriba, donde está Cristo. No los de la tierra. Hemos sido re-novados por el bautismo. Buscamos lo absoluto, no lo de vida precaria. A esto nos induce el creer en la presencia en nuestra vida de una persona: El Espíritu de Cristo. Desde ese momento no dependemos más que de la persona de Cristo que nos da vida.

La experiencia auténtica de la fe nos invita a descubrir que no se vive por uno mismo, sino por Cristo que es nuestra vida.
Lucas 6,20-26: Bienaventuranzas y maldiciones. Un programa de vida que hemos de elegir libremente. Las bienaventuranzas no son prometidas a los pobres porque sean pobres, y las maldiciones no conciernen a los ricos por ser ricos. Jesús elogia a los primeros porque viven en dos mundos a la vez: el presente y el escatológico, y amenaza a los segundos que sólo viven en un mundo: el que arrastra al que lleva una vida confortable.

Satisfecho de lo que posee, el rico no busca la profundidad de su ser y, por otra parte, nada le invita a hacerlo. Sobreviene un cambio, como el que nosotros vivimos, y los ricos son llevados con el mundo, exteriorizando a veces su miedo, su desesperación, su odio y su rencor.

El pobre solo posee su soledad, pero si la vive con gran generosidad y entrega, esto mismo le lleva a las profundidades de la fe, en donde percibe otro mundo. Solitario dentro de este orden, él es rico de la participación en este otro orden de cuyas victorias y cuya proximidad él ya participa. Él es el revelador de este más allá que llega a través de suertes y desgracias, éxitos y fracasos, victorias y traiciones.

Con la venida de Cristo se dan virtualmente todos los bienes, puesto que en Él halla finalmente la bienaventuranza su realización; y por Él se dará el Espíritu Santo, suma de todos los bienes. Solo el que haya puesto a Cristo en el centro de su fe, puede oír sus bienaventuranzas y evitar sus maldiciones. Nos importa seguir decididamente a Cristo con toda generosidad, con gran amor y entrega total.

Dios los bendiga,
Angelo. www.radioluzdecristo.org