STA. MARIA FAUSTINA NOS REVELA QUE SE CONDENAN LAS PERSONAS QUE HABLAN MUCHO

Del Diario de Sta. Maria Faustina, la gente que se condena al infierno por platicar mucho (locuaz significa platicadora o que halba mucho), estas cotaciones y reflexiones estan hechas por un sacerdote.

Articulo del 4 de abril del 2007.

El destino de las 'almas locuaces', el valor del silencio

En el diario de Santa Faustina: "El Cuaderno 1, párrafo 118 del Diario (dice que) las almas estaban en el infierno porque no practicaban el silencio. ¿Cómo puede ser esto? ¿Cómo puede alguien tener la oportunidad (de llegar al cielo) si puedes ir al infierno por ser hablador?"

Antes de eso, en la misma entrada del Diario, entrada 118, escribe sobre lo que ella llama la importancia del "silencio interior", porque sin él no podemos escuchar la voz de Dios, Sus inspiraciones y guía internas. Seguramente, cualquier alma, en la vida religiosa o no, que se niegue a escuchar a Dios en lo más profundo del corazón, se encaminará por el camino de la autodestrucción eterna.

A esto se refiere Santa Faustina con aquellas almas que están en el infierno por "no haber guardado silencio".

Santa Faustina creía que el silencio interior era muy importante, y que con demasiada frecuencia estos días descuidan quienes llevan vidas ocupadas y llenas de conmoción. Me refiero, por supuesto, a la necesidad de guardar tiempos de silencio externo, para fomentar un silencio interior más profundo, una escucha más profunda del llamado y de los impulsos de Dios en nuestros corazones.

Medite por un momento en estas entradas del Diario de Santa Faustina:

Entrada 1008: 1 de marzo de 1937. El Señor me hizo saber cuán disgustado está con un alma platicadora. No encuentro descanso en un alma así. El estruendo constante Me cansa y en medio de él el alma no puede discernir Mi voz.

Entrada 552: El Espíritu Santo no le habla a un alma distraída y locuaz (o sea platicadora). Él habla por sus tranquilas inspiraciones a un alma que está recogida, a un alma que sabe guardar silencio.

Entrada 118: Para oír la voz de Dios hay que tener silencio en el alma y guardar silencio; no un silencio lúgubre sino un silencio interior; es decir, recogidos en Dios. (Como la Virgen Maria estaba siempre en recogimiento sin descuidar sus labores como Madre y esposa)

Entrada 477: El silencio es una espada en la lucha espiritual. Un alma habladora nunca alcanzará la santidad. La espada del silencio cortará todo lo que quisiera aferrarse al alma. Somos sensibles a las palabras y queremos responder rápidamente, sin considerar si es la voluntad de Dios que hablemos. Un alma silenciosa es fuerte; ninguna adversidad le hará daño si persevera en silencio. El alma silenciosa es capaz de alcanzar una unión estrecha con Dios. Vive casi siempre bajo la inspiración del Espíritu Santo. Dios obra en un alma silenciosa y sin obstáculos.

Santa Faustina ve la locuacidad como el mayor obstáculo para el silencio interior y la escucha de Dios. Es importante destacar que sus consejos en el Diario no deben considerarse sólo como su opinión, sino más bien como una parte esencial del crecimiento espiritual y santidad del cristiano.

El Catecismo de la Iglesia Católica, en la entrada #2628, nos dice:

La adoración es la primera actitud del hombre reconociendo que es criatura ante su Creador. Exalta la grandeza del Señor que nos hizo y el poder omnipotente del Salvador que nos libera del mal. La adoración es homenaje del espíritu al "Rey de la Gloria", silencio respetuoso en presencia del Dios "cada vez mayor". La adoración al Dios de amor, tres veces santo y soberano, se mezcla con la humildad y da seguridad a nuestras súplicas.

O esto de la entrada # 2717:

La oración contemplativa es silencio, "símbolo del mundo venidero" o "amor silencioso". Las palabras en este tipo de oración no son discursos; son como leña que alimenta el fuego del amor. En este silencio, insoportable para el hombre "exterior", el Padre nos habla de su Verbo encarnado, que sufrió, murió y resucitó; en este silencio el Espíritu de adopción nos permite compartir la oración de Jesús.

Pero en nuestros días, tenemos nuevas amenazas exteriores para cultivar el silencio interior que Santa Faustina no enfrentó: el constante ruido del televisor y la radio, el constante estrépito del tráfico, los aires acondicionados, los refrigeradores y una multitud de otras máquinas que rodean nuestras vidas.

Ésa es una de las razones por las que realizar retiros regulares en centros de retiro católicos lejos de todo el "alboroto" mundano puede ayudarnos a tranquilizarnos y abrir nuestros corazones a Dios. Puede que no nos resulte práctico cuando estamos en casa apagar todos los aparatos domésticos y puede que poco podamos hacer con el ruido del tráfico exterior, pero al menos podemos apagar el ruido del televisor y la radio. tanto como sea posible y decida hablar menos y escuchar más.

¿Por qué no intentar esto como una forma adicional de preparar nuestros corazones para la Semana Santa, la Pascua y el Domingo de la Misericordia de este año? Nuestro Señor podría tener algo que decirnos en lo más profundo de nuestro corazón que ha estado anhelando compartir con nosotros, si tan solo estuviéramos dispuestos a escuchar.

Robert Stackpole, STD, es director del Instituto Juan Pablo II de la Divina Misericordia.