Adelita
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La Misa es una Ventana que nos Comunica con el Cielo en Tiempo Real

Participamos en la liturgia que se produce en el Cielo.

Hay una sola liturgia, que sucede permanentemente en el cielo, y cuando en una parroquia comienza una misa, se descorre un velo y Jesucristo nos invita al eterno presente del cielo donde Él preside la misa y nos lleva a la presencia del Padre.

Esto no es una metáfora o una parábola, es real. Cuando en el Prefacio de cada Misa el sacerdote dice “unidos a los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria”, y respondemos “Santo, Santo, Santo”, significa que estamos uniéndonos al coro eterno de Ángeles y Santos en un canto de alabanza.

El Padre Pío nos lo explicó también por sus experiencias místicas. Para él la Misa no sólo era el Calvario sino el Paraíso también. La Santísima Virgen María estaba presente en cada Misa, junto con los Ángeles y toda la Corte Celestial. Él veía los Cielos abiertos, la gloria de Dios y el esplendor de los Ángeles y Santos. Y Santa Teresita del Niño Jesús experimentó lo mismo en su primera comunión.


LA PARROQUIA SE CONVIERTE EN UNA PARTE DEL CIELO DURANTE LA MISA

La liturgia es especialmente importante en Adviento porque incorpora una parte del cielo en la tierra, aprontándonos para el suceso sobrenatural del 25 de diciembre, que es el nacimiento de El Redentor.

La palabra griega leitourgia significa algo así como servicio público, y en el caso de una religión como la católica, culmina con el servicio de la eucaristía, pero tiene una secuencia lógica como una sinfonía en acopladas por distintas partes.

¿A dónde nos remite la liturgia? ¿Qué podemos encontrar en ella?

La liturgia nos retira de mundo común y no lleva al momento y el tiempo sagrado donde converge entonces lo natural con lo sobrenatural, estamos en una iglesia parroquial, pero liturgia nos traslada a una realidad celestial.

La liturgia une a las personas, les da sentido de participación y de acción compartida; todos decimos y hacemos más o menos las mismas cosas, lo que significa un punto común comunitario.

La liturgia cruza el tiempo y el espacio, y mira los mismos signos, no es una improvisación del que preside la misa, sino que es algo estructurado que comparte toda la comunidad mundial y del universo, y que lo viene haciendo desde hace cientos de años en la tierra y seguramente miles en el cielo.

La liturgia no se basa sólo declaraciones verbales del momento, sino que proclama las enseñanzas básicas de la iglesia, uno puede recorrer la liturgia y el catecismo de la iglesia católica y ver que son dos cosas de mismo.

La liturgia nos narra historias que son similares a las que vivimos en la vida real, que son contadas con palabras y gestos, pero que también tienen su expresión verbal que se va preservando y transmitiendo en la memoria la iglesia a través de los siglos.

La liturgia es como una obra de teatro qué tiene diversos pasajes, distintos clímax, que nos van llevando emocionalmente al punto crucial qué es la comunión o sea comer el cuerpo y beber la sangre de Cristo.

No hay que olvidar que la liturgia es sacramental, que todos los elementos materiales van hacia verdades espirituales. Por lo tanto se utiliza la belleza como medio de preservar y dignificar la verdad, incluyendo las lecturas.

Está inmersa en el tiempo anual, por eso hablamos de tiempos litúrgicos, los que están relacionados con ciclos del año; entonces año a año vamos haciendo un ciclo qué pasa desde la concepción, al nacimiento de Jesús, a su muerte y resurrección, al desarrollo de la Iglesia por parte de los apóstoles.

En el lapso de la liturgia, la iglesia se convierte en una parte del cielo, porque es la misma liturgia que se produce acá que la que se produce en el cielo, incluso cuando cantamos el santo, se trata de una forma de adoración que se produce en el cielo a Dios Padre por parte de ángeles; esto se puede ver específicamente en el libro de Apocalipsis.

ESTAMOS EN LA LITURGIA DEL CIELO

La liturgia en la que participamos en las iglesias es parte de la liturgia celestial, aunque muy pocos de los que asisten a misa lo tiene en cuenta. La mayoría piensa que va a una misa en una iglesia específica, con gente específica que conoce y con un sacerdote oficiante que también conoce, que le puede gustar mucho, poco o nada.

Pero en realidad esto no es lo que sucede en la misa.

Sólo hay una liturgia, que es la del cielo, sólo hay un altar que está en el cielo, y sólo hay un sumo sacerdote que Jesucristo que está en el cielo.

Entonces nosotros somos llevados a la liturgia al cielo a asociarnos a innumerable cantidad de ángeles y santos que están adorando a Dios Padre junto con Jesús.

El celebrante después hablarnos, nos invita a ir al cielo y se debe recordar que el sacerdote es Cristo en persona, que está hablando delante nosotros, que está utilizando como vehículo al sacerdote.

Él nos dice levantemos el corazón, y esa es una invitación a estar en el cielo con Él; recuerda lo que dice;

El señor esté con vosotros, y nosotros respondemos y con tu espíritu, y Él dice levantemos el corazón, y respondemos, lo tenemos levantado hacia el Señor…

En realidad esto significa que el Señor dice vengan conmigo al altar del cielo, que yo sumo sacerdote, con todos los miembros de la iglesia, le rindo homenaje y le doy las gracias a Dios Padre.

De modo que nuestros corazones no permanecen en la tierra sino que han subido a la liturgia del cielo por el poder de las palabras de Jesucristo, que nos invita a través de la boca del sacerdote. Naturalmente que habrá algunos que no puedan hacerlo porque están en otra cosa, por ejemplo quienes está allí por un compromiso que no es religioso.

Por lo tanto la liturgia en la tierra nos permite asociarnos a Tronos, Dominaciones, Querubines y Serafines cantando himnos de alabanza a Dios Padre.

Por ejemplo san Juan Crisóstomo dice que el Gloria in excelsis es el canto de los ángeles inferiores en el que incluso a los catecúmenos se les permite participar, pero que el Sanctus es el canto del Serafines qué va al mismo santuario de la Trinidad y se reserva para los iniciados, o sea los bautizados.

Él dice que el canto de los Serafines expresa el temor santo que nos permite entender mejor la santidad de la eucaristía.

En este contexto entonces los edificios de las iglesias tienen que recordar que cuando estamos en misa estamos entrando en el cielo y por lo tanto históricamente fueron diseñadas para eso. Las ventanas, las pinturas que reflejan ángeles y santos, Cristo en el centro del tabernáculo, los pasajes de la escritura en los vitrales, las imágenes, son exhibiciones que nos hacen entrar en el cielo.

Además, las velas, el incienso, el altar, el libro donde se leen las escrituras, las gesticulaciones que hacemos durante la misa, son cosas que se pueden hallar en el libro del Apocalipsis, porque en definitiva San Juan mostró una parte de la liturgia del cielo.

Entonces a recordarlo cuando estamos en misa: estamos en un lugar celestial en una liturgia celestial y por lo tanto experimentamos cosas celestiales, si estamos dispuestos a aceptarlo.

Ve este video que muestra algunos elementos de algunas iglesias qué hacen recordar al cielo
www.youtube.com/watch

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Marcelino Champagnat
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