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Mensajes de la Virgen María Reina de la Paz - Luis Mª Tejerina, S.J. A fines de agosto de 1983, en medio de aquella gota fría que desbordó ríos e inundó campos en el País Vasco, en un rato de descanso …Más
Mensajes de la Virgen María Reina de la Paz - Luis Mª Tejerina, S.J.

A fines de agosto de 1983, en medio de aquella gota fría que desbordó
ríos e inundó campos en el País Vasco, en un rato de descanso de Ejercicios en Loyola, abrí al azar una hoja de espiritualidad llamada 'Renewal in the Spirit' que editaba el P. Robert Faricy, S.J. profesor de la Universidad Gregoriana.
Resbalaron los ojos sobre aquel número de invierno 1982, impreso en
ocre rojizo de puesta de sol, hasta encontrar un encarte especial titulado:
"NUESTRA SEÑORA REINA DE LA PAZ, Supuestas Apariciones en
Yugoslavia".
Conforme iba leyendo devoraba líneas sin respiro, pues antes de sobrepasar la séptima, encontré un nombre fácilmente reconocible: Emile Tardif, O.P., y, a renglón seguido, las palabras de una profecía cumplida en el término de poco más de un mes: "No teman, Yo les enviaré mi Madre".
Seguía la descripción del pequeño poblado de Medjugorje esparcido en
circo por la falda de bajas montañas en torno a una blanca iglesia parroquial
franciscana. El convento de las hermanas confiscado por el gobierno y demolido, el ir y venir de carros, caballos, asnos y pequeños remolques campesinos repletos de uva o planta de tabaco, las nulas facilidades de una mínima comodidad para visitantes, y una documentada relación de los sucesos extraordinarios que se estaban desarrollando.
Además de la profecía citada, otras varias circunstancias despertaron
mi admiración y acabaron por ganar mi asentimiento:
- El hecho de ser seis los jóvenes que aseguraban ver a la Gospa, Nuestra Señora: un muchacho de 16 años, Ivan Dragicevic, cuatro chicas entre 15 y 17, Mirjana Dragicevic, Vicka Ivankovic, Marija Pavlovic, Ivanka Ivankovic, e incluyendo entre estos adolescentes a Jakov Colo, un niño de 10 años,
- el hecho de continuar diariamente esta experiencia en la colina de Crnica, y, cuando ésta fue acordonada por la policía, en la misma parroquia,
- la transformación radical de los feligreses volviéndose a un tiempo valiente y paciente el comportamiento de gentes de temperamento fogoso y que, sin embargo, han aprendido a perdonar...
- la frecuencia de los sacramentos,
- la vuelta a la oración familiar con el Rosario que se rezaba por los campos en particular, y también comunitariamente en la parroquia, congregando diariamente multitudes que antes apenas frecuentaban la iglesia en domingo
y ahora hacían largas colas para confesar...
- y finalmente otro rasgo característico:
Los franciscanos y hermanas de la parroquia estaban activos en la Renovación Carismática, así como los muchachos, por los que también se había orado por la efusión del Espíritu. También pertenecían a la Renovación
el padre Tomislav Vlašic que había pedido al P. Tardif aquella oración
de intercesión en Roma, y que solamente había sido destinado a Medjugorje posteriormente con ocasión de estar encarcelado el párroco, padre Jozo Zovko. Éste preguntó a Nuestra Señora si se debería comenzar un grupo de oración carismática en Medjugorje. Y que la respuesta de la Virgen fue:
"No solamente en esta parroquia, sino en todas las parroquias". Por el
contrario, mientras él aún estaba en libertad, los oficiales del gobierno que en vano intentaban hacerle impedir las Misas vespertinas, le dijeron: "Al menos, no haga esto".
Para completar el cuadro, apenas cuatro fechas después de leer esto
por vez primera, el mismo día de regreso, coincido en la tarde con el P.
Tardif y su equipo, mientras preparaban el programa de un retiro para sacerdotes
que iban a dirigir precisamente en Loyola. Terminada dicha labor,
nos informa el P. Emiliano: "¿Saben?, Vengo de Medjugorje, allá iba a
tener un retiro de Renovación, pero el primer día en la Misa se sanaron
varias personas y al día siguiente me retuvo la Milizia en la comisaría
porque no es constitucional que se sanen los enfermos, (!) y me pusieron
en la frontera perdiendo los boletos de avión y con prohibición de regresar
en dos años".
El deseo de conocer de cerca este lugar de María, había prendido definitivamente
en el corazón, aunque debiera esperar varios años la oración, a
veces compartida, del Rosario. Es la Madre quien invita y facilita.
No faltaban testimonios escritos o audiovisuales que iban llegando en
forma de libros, cintas, o revistas de otros países de Europa y América donde
los peregrinos se han adelantado en un número increíble desafiando
dificultades oficiales o de alojamiento. Es preciso mantener vivo el fuego
de amor que María despertó un día. Después llega a ser una experiencia
profunda que va calando y establece lazos de sintonía por encima de fronteras
y deja al partir un sabor de familia en los que marchan y en los que quedan,
contagiados de la nostalgia de volver a visitar a La que aceptó venir
como Madre, a estar entre sus hijos.

Ahora toma este libro en tus manos y escucha las palabras de María.
Ya son más de quince años los de su presencia diaria en Medjugorje formando aquel Pueblo que se vuelve a Dios con otros quince millones de
peregrinos que esparcen su semilla en los lugares de donde han venido.
Observa la paciencia y buen hacer de María, dejando que el rocío de su
palabra entre en contacto con los sentimientos y el espíritu hasta que transformen
también la vida en algo de valor perenne por medio de la oración
del corazón. Si no sabes, no importa, pídelo. Haz la consagración al Corazón
Inmaculado de María que ella dictó un día a la pequeña Jelena a sus
doce años. Y vuelve con cariño al Rosario, hasta que lo puedas compartir con tu familia, y, como nos decía el P. Jozo, haz en tu casa un altar.

Luis María Tejerina, S.J.